Publica hoy don Cándido Marquesán un artículo titulado «Todos somos neoliberales» . Sus colaboraciones con El Periódico de Aragón son dignas de lectura y estudio. Habla de cómo la hegemonía del liberalismo se ha ido implantando poco a poco y calando en capas sociales antes casi exclusivamente socialdemócratas. Lo más grave, coincido, es que ni siquiera la izquierda sociológica confía ya en sus propias propuestas. El autor plantea una vuelta a la casilla de salida, volver a empezar. Son asuntos difíciles de tratar en una columna o artículo periodístico.
Lo que empezó como una lucha de clases, iniciada e impulsada por las clases altas, transformándose en un nuevo pacto de clases, se convirtió finalmente en una nueva hegemonía, que no solo afecta a los partidos de la derecha, sino también a los de la izquierda, e incluso, todavía más, a todos nosotros. – C.Marquesán – EPA – 06/06/2015
Creo que una de las causas que nos han llevado a esta supremacía liberal (en lo económico) es la fragmentación de la sociedad y por ende de las clases trabajadoras. Los modelos aspiracionistas se basan en la irrelevancia de lo que se es para poner el acento en lo que se quiere ser, siendo esto último lo que influye y condiciona el propio comportamiento. Dicho de otro modo: no pongo red porque no me voy a caer. No necesito estado del bienestar. Y además no puede haber una acción común porque no hay sentimiento de pertenencia de clase si no es a la que se aspira a pertenecer. Nos encontramos pues a pequeños comerciantes defendiendo una libertad de horarios que solo beneficia a las grandes cadenas, a parados que apoyan a partidos cuyas reformas laborales, en el mejor de los casos, les proporcionarán empleos con salarios insuficientes, a trabajadores propugnando el despido libre. No se trata únicamente de la unidad de la izquierda. Es la sociedad entera la que se ha escorado a la derecha y los que antaño eran tímidos socialdemócratas hoy aparecen como peligrosos extremistas. Trazando paralelismos con el otro lado del océano Atlántico, la derecha sociológica estadounidense percibe al presidente Obama como un peligroso comunista. En Aragón no sería más que un cristianodemócrata que tendría su sitio en el Partido Popular o en el PAR.
Soluciones a corto plazo no hay. Es un problema de mentalidad general, de empatía, de cultura.
Soluciones a corto plazo no hay. Es un problema de mentalidad general, de empatía, de cultura. ¿Hay que volver a la casilla de salida como propone Cándido Marquesán? No lo sé, no sé dónde se encuentra tal casilla, no sé si existen ideólogos ni líderes capaces de emprender tal aventura. En Alemania la izquierda se ha reinventado. No se llama SPD, ni Die Grünen, ni siquiera Die Linke. Se llama sociedad civil. Se llama actitudes. Se llama rechazo individual a las agresiones tanto económicas como sociales. Y se llama respaldo social, rehabilitación del sindicalismo, impregnación en todos los partidos de la izquierda. Y sí, unidad de la izquierda no tanto en cuanto a la supresión de los distintos partidos (con más siglas ganamos más) sino en cuanto a no equivocarnos de enemigos, tender puentes, fomentar el diálogo. Lo que se dio en llamar «unidad de acción»durante la transición.
Otro día escribiré sobre las coordenadas ideológicas. En los Países Bajos utilizan un cuadrante bidimensional de lo más interesante. En Aragón seguimos anclados en el modelo monodimensional izquierda-derecha. Aquí dejo un adelanto.
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